¿Alguna vez te has preguntado por qué sentimos? ¿O en algún momento incómodo quisite dejar de sentir? Las emociones son una parte esencial de la experiencia humana. Nos acompañan desde el nacimiento y moldean la manera en que interactuamos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
¿Para qué existen las emociones?
Las emociones son respuestas automáticas y universales que han evolucionado para ayudarnos a sobrevivir. Están presentes en nuestra biología, activando nuestro cuerpo y mente frente a situaciones relevantes y por ello cumplen una función adaptativa fundamental. Por ejemplo:
-El miedo nos protege al alertarnos de un peligro, movilizándonos para luchar, huir y a veces, hasta paralizarnos.
-La tristeza nos invita a detenernos y conectar con aquello que hemos perdido, buscando apoyo o reajustándonos a una nueva realidad.
-La alegría nos impulsa a compartir y celebrar, reforzando los vínculos con los demás.
Sin embargo, las emociones no son solo herramientas de supervivencia, están profundamente relacionadas con la manera en que nos vinculamos con nuestra historia personal y nuestro entorno, tienen un propósito fundamental: informarte sobre lo que valoras y cómo estas viviendo tu vida en relación con esos valores,
y es por eso que aunque logres “anestesiarte”por momentos, siempre vuelven.
Spoilert alert! NO SE IRÁN 😅 Pero hay esperanza…
¿Qué puedo hacer con lo que siento?
Un grupo de investigadores contextuales definió un aspecto clave en nuestro comportamiento al que denominaron EVITACIÓN EXPERIENCIAL, esto ocurre cuando intentamos suprimir, ignorar o huir de experiencias porque las percibimos como negativas.
Este comportamiento también sucede con nuestras emociones, y esta evitación suele amplificar el malestar. Esto quiere decir que nuestras emociones se vuelven problemáticas cuando luchamos contra ellas en lugar de hacerles espacio.
¿Cómo hacer espacio a las emociones?
Algunas preguntas que pueden guiarte para dejar de escapar y aprovechar toda la información que traen para gestionar tus emociones desde la psicología contextual, pueden ser:
¿Qué es lo valioso de la situación que activó esta emoción? Las emociones nos muestran lo que está en juego. Si sentimos enojo, podría ser porque algo que valoramos, como la justicia o el respeto, ha sido vulnerado. Si te sentiste ansioso antes de una reunión importante, ¿qué información te estaba dando sobre tu deseo de dar lo mejor de ti?
¿Qué información te está dando del contexto presente en el que te encuentras? Las emociones nos preparan para actuar en función de nuestras circunstancias y nos permites adaptarnos a diferentes contextos. Por ejemplo, el miedo puede protegernos, pero también puede ser una señal de que nos importa cuidar nuestra vida o integridad, la vergüenza suele indicar que el lugar no es seguro para exponer lo que consideras vulnerable.
¿Qué te pide hacer y qué significa para vos ese impulso de acción que trae? ¿Sería útil hacerlo en este momento? En las terapias contextuales, las emociones son vistas como una guía para tomar decisiones alineadas con lo que valoramos y así es como las utilizamos como una brújula para el cambio. Por ejemplo, si sentimos tristeza por haber descuidado una relación importante, esa emoción nos invita a reparar el vínculo.
Una mirada hacia el propósito
Las emociones nos recuerdan que estamos vivos, que tenemos algo que perder, pero también mucho que ganar. Si nos permitimos sentir, aunque sea incómodo, podremos encontrar dirección en medio de la incertidumbre y conectar con aquello que da sentido a nuestra vida. Como señala Steven Hayes, creador de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), “El dolor no es el enemigo; la lucha contra él, sí”.
En última instancia, las emociones son el puente que nos conecta con nuestras experiencias, con los demás y con el propósito más profundo de nuestra existencia. Darles un lugar en nuestra vida no solo nos permite vivir de manera más plena, sino también más auténtica.
Si quieres un espacio seguro y una profesional comprometida, aquí estoy para acompañarte. Escríbeme ahora y agendemos una sesión. Tus emociones pueden convertirse en tu mejor guía para vivir una vida plena.